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LOS FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS

Lo que nos importa, aquello que nos atraviesa y es transversal a todos nuestros cursos. La sangre que corre por el cuerpo de esta formación.

La Ciencia Holística  y la Fenomenología como maneras de ver y acercarse al mundo

El Peregrinaje trabaja a profundidad los temas del hombre, de la sustentabilidad de la ecología de la Tierra desde la Ciencia Holística, que aborda  la comprensión de la “Completud”, la “Integridad” o la “Totalidad” de los fenómenos —en inglés, el Whole—. Habitamos experiencialmente cada fenómeno que queremos conocer sin reducirlo a sus partes porque consideramos que los fenómenos de la naturaleza son manifestaciones enteras de un Todo y que verlos en su completud nos permite traer al mundo nuevas perspectivas en relación con todo lo que existe. Pensamos que el territorio se muestra, habla, y que se requieren ojos, oídos, pieles, papilas, narices, imaginación profunda… capaces de leer y conectarnos en estrecha relación con los territorios. Es como despertar un nuevo órgano de la percepción que ha estado dormido por siglos.  Pasamos de entendernos en un mundo inerte, mecanicista y fragmentado para ver un mundo vivo, íntegro, complejo, caótico, participativo, creativo. Nos aventuramos a ampliar la mirada racional y lógica para abrirnos a otras ventanas del conocimiento humano que generan conocimiento íntimo e intuitivo de nuestra relación profunda con el mundo: las emociones, las sensaciones, la imaginación…aprendemos a integrar esas ventanas en nuestro ser, para reconocernos nuevamente parte inseparable de la Vida. 

Aprender ese modo de  conciencia holística y esa manera fenomenológica de relacionarnos con el mundo, amplía las dimensiones de la conciencia humana, alienta al observador consciente, crea el órgano de percepción necesario para que participemos de manera más armónica en el devenir de la vida en la Tierra. Trae conocimiento íntegro de nosotros mismos y del mundo que nos rodea y hacernos maestros en el arte de habitarnos como Planeta. Alienta territorios de paz, tejido social colaborativo, comunidades adultas y nutritivas.

Pedagogía participativa-colaborativa

El Peregrinaje ahonda en la exploración de la participación de cada individuo en el Universo, y del Universo en él, y propone maneras auténticas, propias, únicas, irrepetibles de relacionarse y manifestarse en el mundo. Nos entregamos al descubrimiento de nuestro Ser y desde allí, a entender nuestra participación en el mundo. Sabemos que transformamos todo aquello que nos rodea, al tiempo que eso que nos rodea nos transforma en formas impredecibles, complejas, co-creativas del mundo. Creamos el mundo en la medida en la que él nos crea cotidianamente. ¡El comportamiento de los cuerpos, sean estos humanos o más que humanos, es ecológico!

Por ello, la formación en el Peregrinaje es participativa y colaborativa y con ello insistimos en  que cada individuo es responsable de su propio proceso y de la profundidad de su aprendizaje. En el transcurrir del programa vamos tan a fondo como cada participante y el grupo lo busquen y lo permitan. Por ello creamos con abundancia, con sutil curaduría y mucha “sevicia” y amor, los espacios, las experiencias y las oportunidades para que los participantes se encuentren  y – eventualmente –  encuentren las respuestas que requieren para su crecimiento personal y la manifestación plena en el concierto de la vida. Así, los tiempos compartidos en grupo se convierten en escenarios enriquecidos y colaborativos desde la participación de cada quien con sus particularidades, y del grupo, que emerge con voz propia como un Todo. Aprender a participar y a dialogar genuinamente en los grupos y con el otro, consigo, con lo “otro” diferente de lo humano, hace parte muy importante de los objetivos del Peregrinaje.

Reconexión con la Naturaleza

El Peregrinaje es la oportunidad para reconectarnos experiencialmente con nuestra pertenencia a ese fenómeno que llamamos existencia. Explorar la naturaleza, hacerse visible y visibilizar a esos “otros” con los que co-creamos el mundo a cada instante, es el primer paso para nuestro trabajo de transformación de nuestra manera de ver y entender el mundo. Dedicamos expresamente nuestra atención a vernos y sentirnos parte de la naturaleza, a reconocerla dentro y fuera de nosotros, como fractales infinitos. Reconocer la vida en la vida nos permite dejar atrás concepciones mecanicistas, antropocéntricas, reduccionistas, materialistas…  y nos abre un universo de relaciones vivas, cambiantes, caóticas, incontrolables, impredecibles, que requieren de una nueva manera de relacionamiento. El Peregrinaje ofrece parajes espectaculares de naturaleza en los que merodeamos insistentemente buscando nuestro lugar en el concierto de todas las voces.  

Bienestar y Cuidado

Las experiencias, oportunidades y espacios creados por Efecto Mariposa para el Peregrinaje promueven la transformación profunda del  Ser en su totalidad, particularmente la manera de comprender su cuerpo, de reconocer su imaginación, sus emociones, intuiciones y balancearlas con una mente (que para los occidentales ha sido la fuente privilegiada – si no única– de relacionamiento con el mundo) que requiere aquietarse y ocupar su justo lugar. Nociones de bienestar, autocuidado y cuidado de los otros vendrán acompañando el Peregrinaje desde el primer momento, como el mejor reconocimiento de la agencia del amor en la Vida,  obligando a una clara redefinición de las necesidades esenciales humanas, aprendiendo a trabajar sinérgica, solidaria y colaborativamente por ellas, a maravillarse y aprender de la abundancia de la  y a cuidar de sí, de los demás y de la casa común que tenemos el privilegio de habitar como humanos. El bienestar del individuo es el bienestar del Planeta. La salud y el cuidado del individuo son la salud y el cuidado del Planeta.

Bienestar y Cuidado

Trabajamos intensa y decididamente a lo largo del Peregrinaje sobre nuestra relación con el  alimento como una de las primeras prácticas importantes en la transformación del individuo, sus comunidades y sus territorios. Nuestra pertenencia al mundo está íntimamente ligada al suelo que nos nutre y al alimento que germinamos, sembramos, abonamos, cosechamos y transformamos para vivir en una mayor armonía con el mundo. 

Reflexiones sobre la cadena trófica y lo que significa comer y ser comido, los ciclos, flujos y contraflujos de cada ser y sus entornos, la diversidad, la interdependencia entre todos, las sinergias, la co-evolución, la magia alquímica del sol que cataliza, el carácter y la sabiduría ancestral de las plantas, de los animales, de los hongos y los microorganismos que somos y nos conforman, son una exploración mágica y práctica que nos llevará al paladar cada tanto, el goce, la gratitud, la sacralidad y la humildad de estar vivos en virtud de otras vidas igualmente sagradas. Desde la intimidad del plato de cada participante y de la olla colectiva que nos alimenta propondremos una revolución de proporciones mayúsculas en la forma de entender y de pararnos en nuestro mundo. Comer, ser comido: tal vez el acto político más revolucionario en el que participamos.

La intuición como la ventana relegada del conocimiento

Por siglos, nuestra civilización occidental ha enterrado a la Intuición en el campo de lo subjetivo, ha olvidado cultivarla, ha negado su conocimiento. Aprenderemos a reconocer el lenguaje de la intuición, a escucharla, a intimar con ella y a integrarla como una manera de conocer y participar de aquellos fenómenos que escapan a otras maneras de ser aprehendidos o que sencillamente nos muestran otras capas profundas de la realidad que habitamos. El Peregrinaje dedica especial atención y cuidado a proponer experiencias y tiempos para fertilizar la imaginación, a construir desde allí diálogos con lo visible y lo no visible, a profundizar en los sueños y su lenguaje, a cultivar con disciplina esa relación con la intuición que nos conecta al gran misterio de la Vida.

Restablecimiento de la relación sacra con el mundo

Nuestra civilización imperante ha olvidado el relacionamiento del humano con lo sagrado. A lo largo del Peregrinaje restablecemos esos  lazos profundos. Aprendemos a sentir de nuevo  lo sagrado de la existencia y a relacionarnos con ello desde la majestad, la humildad y la reverencia que nos demanda. Por ello, a lo largo del andar juntos en el Peregrinaje  honramos la existencia en sus múltiples manifestaciones a través de hermosos y poderosos rituales que aprendemos a co-crear juntos. 

Vida sustentable, generativa, y nuestro papel en una nueva economía

Raras veces ha existido un tiempo más propicio para revisar y mirar a profundidad la ética y el vínculo que existe entre la hecatombe medioambiental y nuestro sistema económico. El Peregrinaje nos lleva por el camino de la comprensión de nuestro potencial como individuos para transformar el entorno y dejarnos transformar por él, a partir de nuestras pequeñas o grandes acciones conscientes que mueven la economía del mundo. 

A lo largo de cada uno de los cuatro viajes del Peregrinaje, ponemos manos (…y pies y cabezas…) sobre estos asuntos. Nos reconoceremos agentes económicos vitales creando nuestro propio criterio, modificando nuestros hábitos para que no sea más la concepción imperante de la economía, la disciplina inconsciente la que administra la Casa Viva Común.La vida nos requiere plenos en estos tiempos en los que la vida se transforma radicalmente.

El Abismo  de la Transformación

Las resistencias a la transformación son conocidas de vieja data y pese a eso, cada vez que nos enfrentamos a transformaciones (que no es lo mismo que cambios) la experiencia se tiñe de elementos que no sabemos transitar como el miedo, el control, la desconfianza a lo desconocido, el duelo por la muerte de aquello que deja de ser, el sopor de la desestructura liminal que antecede a la metamorfosis, y lo laborioso y desconocido que implica ese proceso de dejar emerger algo nuevo.  Desde la ciencia holística y en  esa relación sagrada con el “mundo que trasciende lo humano”, nos dedicamos a observar y a estudiar las múltiples manifestaciones del fenómeno de la transformación en la Vida, relacionándonos profundamente con el paso de la noche al día, de la luz a la oscuridad, de la expansión a la contracción, para reconocer esos patrones en en nosotros mismos y en el Planeta y abordar conscientemente los retos y las oportunidades que surgen en estos tránsitos. La transformación de nuestro Ser nos implica a fondo en todas nuestras cualidades y es un trabajo que se cultiva y que requiere de nuestra disposición. No participar decididamente en la transformación que quisiéramos ver desde nuestro lugar de humanos, es permitir que otros decidan. Eventualmente seremos llamados por el misterio a visitar el abismo de la transformación y podremos cosechar ese sentido mayor que pueden tener nuestras vidas.